miércoles, 16 de mayo de 2007

Los entierros...


Cuentan los antiguos que cuando llegaron los españoles a nuestro país, los mapuche adinerados (Ulmenes) enterraron el oro y la plata que abundaba en la región.

Los españoles asesinaron a muchos de los ulmenes y nadie pudo encontrar sus riquezas.

Años más tarde, algunas personas “elegidas” comenzaron a ver en las noches oscuras una especie de rescoldo (brasas ardientes); si eran de color rojizo era un entierro de oro y si era de color blanco el entierro era de plata.

Al remover la tierra en ese lugar desenterraron cántaros de greda repletos de oro y plata.

Para encontrar los entierros tenían que cumplir una serie de condiciones: ser valientes, pues tenían que hacerlo en una noche muy oscura; no tenían que ser codiciosos, porque cuando les entraba la codicia el entierro se cambiaba de lugar y era imposible de encontrar, se levantaba una cortina de humo y por más que excavaran no encontraban nada, pues el entierro se cambiaba de lugar.

Anciana dueña de la montaña...

Una vez un hombre que andaba buscando sus animales en la montaña se perdió, tampoco encontró sus animales, se le hizo de noche tratando de encontrar el camino que lo llevara de regreso a su casa, así que decidió alojarse en el monte. Cuando se acomodaba para descansar y dormir, de pronto vio un fuego en medio del bosque, alrededor del fuego bailaba una anciana. Se dirigió adonde estaba la anciana, ésta era la Kvpvka y, al llegar cerca de ella, descubrió que había una casa que estaba hecha con materiales recogidos del monte. Tenía de todo, papas, arvejas, maíz; saludó con mucho respeto a la anciana, luego se hicieron amigos y se casaron. La anciana, al saber que el hombre era pobre, viudo y que tenía cuatro hijos, le dijo: “si tienes hijos, tráelos, aquí hay de todo”. Así, el hombre llevó a sus hijos, comieron y se alojaron en la casa de la Kvpvka. Una noche, en la casa de la anciana, uno de los hijos del hombre, al mirar los pies de ella, riendo dijo: “mira, tiene sólo dos dedos la viejita”. Al escuchar esto, la anciana se enojó mucho, pateó su casa y así desapareció todo, el fuego, la riqueza y la Kvpvka. El hombre, desesperado, dijo a su hijo: “ayayayay, ¿por qué te burlaste de la papay (anciana)?, ¿Qué vamos a hacer ahora?”. Volvieron a su casa, aconsejó a todos sus hijos, pero finalmente siguió viviendo con la Kvpvka.

De “Conozcamos nuetras raíces a través de los cuentos mapuche”, antología realizada por la Asociación Indígena Tren Tren Mapu, San José de la Mariquina, 2001, Fondart Regional.

El Cuero...

Tiene la forma de un cuero de vacuno extendido de gran tamaño, por eso su nombre indígena es "El Threquelhuecuvu", (de thrulque=cuero y huecuvu=genio maléfico). En el borde de su cuerpo tiene una especie de filudas garras. Son pocos los que han logrado ver su cabeza, pero se dice que tiene tentáculos en forma de tenazas, los que terminan en un par de ojos rojizos y saltones. Otros dicen haber visto lo que podría ser su rostro, y que es indescriptiblemente horrible. De lo que sí se está seguro, es que por debajo de su cuerpo, en el centro, tiene una boca, que se asemeja a una gran ventosa, con la cual succiona hasta la última gota de sangre de sus víctimas. Suavemente se desplaza por sobre las aguas buscando de qué alimentarse. Pobre de aquel que esté cerca de la orilla de las aguas donde habita, pues utilizando sus oscuros poderes hace subir las aguas e hipnotiza al infortunado. Entonces cuando el nivel de las aguas se lo permite, rápidamente envuelve a su víctima y lo arrastra hasta el fondo del río o laguna, donde la devorará.
Cuando la persona o animal está nadando en las aguas, su siniestra sed de sangre se torna mucho más fácil de satisfacer.Se sabe por ejemplo de personas que han estado muy cerca de la orilla del lago, y que han sido capturados por El Cuero. Muy conocida es la historia de una mujer que lavaba, y que descuidadamente dejó a su guagua cerca de la orilla, entonces apareció de improviso El Cuero para robársela y devorar al indefenso infante.Para librarse del acecho del peligroso Cuero es necesario solicitar los servicios de un machi entendido. Esta persona atrae con su magia al implacable monstruo hasta la orilla. Una vez cerca, lo engaña y le lanza ramas de "calafate" (un arbusto de durísimas espinas y que da unos frutos de dulce sabor y color azul). El Cuero, enceguecido por la magia del machi, envuelve las ramas, pensando que es una sabrosa presa. Pero al apretar con fuerza el arbusto, hace que las espinas se entierren en su cuerpo, desgarrándose y sangrando hasta morir. De este monstruo acuático se sabe de su presencia en diversos lagos del sur de Chile, principalmente en Lago Ranco.

La Huenu Camán...

Esta leyenda tiene su origen en el sector de Las Mellizas, se cuenta que allí vivía una niña llamada Huenu Camán, la que todos los días por la mañana salía a pastorear sus rebaños de ovejas. Un día como todos, salió nuevamente con su rebaño, pero nunca más regreso a su hogar; su familia la buscó por todas partes sin hallar rastros de ella, ni del rebaño. Se cuenta que su familia era de las más ricas del sector, pero con su desaparición fue disminuyendo poco a poco la fortuna de ésta.
Al tiempo después, un anciano que pasaba por el lugar donde más a menos había desaparecido la niña, vio de pronto como unas piedras se habrían; para su sorpresa era la Huenu, arrebozada con un chamanto de lana, unido con un prendedor de oro, al parecer se estaba preparando para una fiesta. El anciano, sorprendido, se adentró al que ahora era el hogar de la Huenu, entonces vio una lujosa mesa con cubiertos de oro. Hablaron largo rato, ya estaba por comenzar la fiesta, llegaban los invitados, la mesa estaba servida; entonces la Huenu preguntó al anciano “¿te vas a quedar para siempre?”, él, pensativo contestó “me voy y no participaré de tu fiesta”, la Huenu le advirtió “si te vas no debes contarle a nadie lo que has visto, de lo contrario caerá una maldición sobre ti y morirás”.
Al poco tiempo, el anciano reveló el secreto y pasado unos meses de romper el pacto con la Huenu, se enfermó y falleció, comprendiendo así la amenaza que le había hecho la niña.
Se cuenta que en el lugar de Las Mellizas la gente suele escuchar valar a los corderitos y a la Huenu rodear a su rebaño. Cuentan que la gente se pierde en ese lugar, y es porque la Huenu los llama y se encantan junto a ella.

El pozo del Culebrón...

Hace muchos años, un hombre salió a pescar, se fue bordeando el estero Camán, al llegar a un pozón, lanzó el anzuelo, luego sintió e imaginó el coletazo de un pez al que creía de gran tamaño; al salir éste a la superficie notó que era muy raro, tenía una cresta de gallo con una tusa hasta la mitad, el resto del cuerpo tenía forma de pez, de inmediato soltó el apero y salió arrancando del estero muy asustado. De acuerdo a su versión era un culebrón, de ahí el nombre de "Pozo del Culebrón".

El Cóndor de la Piedra Mesa...

En el sector de Piedra Mesa (cerro en altura, cercano al pueblo de Lago Ranco) vivía un cóndor, al que los indígenas alimentaban dejándole carne de cordero o de cualquier otro animal para que no atacara a los vacunos y ovejas; además los defendía de la gente que llagaba de fuera, ya que lo consideraban su protector. Cuando venían los españoles el cóndor los atacaba; y sobrevolando por el sector de Mashue avisaba la presencia de gente ajena al lugar, de este modo la comunidad huilliche estaba preparada para combatir la presencia del invasor o bien para recibirlos si venían en son de paz.

Canillo

Descripción

Canillo es un tipo de fuerza negativa y destructora presente en la naturaleza y por eso en el hombre mismo (en especial en el hombre blanco y en los huilliches que olvidan su tradición). Por eso Canillo se lo asocia al concepto de wekufe, que significan las fuerzas del desequilibrio, destructoras, existentes en la naturaleza, principalmente ubicadas al oeste; proveniendo la fuerza del Canillo de la zona de los volcanes.
Esta fuerza de la naturaleza está representada en un niño poseído, que crece y estira su cuerpo hasta hacerse
gigante, con el fin de comerse la comida que su familia ha dejado colgada en el umbral de la ruca. Este espíritu encantado de Canillo se presenta como un enemigo permanente de la tranquilidad del pueblo huilliche.
Leyenda
Las leyendas dicen, que Canillo fue hijo de una mujer que provenía de la zona de volcanes, en tiempos muy antiguos; siendo abandonado al momento de nacer. Se dice que el niño fue encontrado por un matrimonio anciano que vivían cerca del lago Ranco; y que este matrimonio tuvo y crió a este niño como hijo. Extrañamente, el niño no creció nunca, y siempre comía, y por ello le pusieron el nombre Canillo, "una persona que no se llena". Se dice que a los veinte años el niño todavía era un bebé; el que sólo se sentaba, nunca se arrastraba; por lo mismo no hacía nada, sólo comer. Igualmente, se dice que era un bebé muy sucio y tenían que estarlo lavando continuamente.

Además, sucedía que cuando sus padres adoptivos salían a trabajar, dejando a Canillo en la ruca (casa indígena), al volver siempre encontraban que había mucho daño en su casa y faltaba el alimento; sin embargo, Canillo estaba tranquilo y sin ningún daño, herida o muestra de preocupación por los destrozos que sufría su hogar. Pero como Canillo no caminaba y como ellos guardaban sus alimentos fuera del alcance de su hijo, lo más lógico era que otra gente o un animal, como un gato, era el causante del desorden y quien llegaba siempre a comerles su comida. Además, este hecho los preocupaba, ya que este alimento era muy necesario; debido principalmente a que Canillo siempre estaba pidiendo que le den comida, porque nunca saciaba su hambre.

Un día, el matrimonio llegó cansado, envolvieron a su bebé y se acostaron con él; se dice que estaban durmiendo cuando en la noche la mujer sintió que Canillo se sentó en la cama, el padre estaba durmiendo; ella sintió cómo él niño les pasaba la mano por la cara, y a ella le dio un poquito de miedo, pero se quedó quieta. Luego observó asombrada como Canillo comenzaba a crecer hasta ser adulto y gigante, y vio como destapaba la olla que tenían colgada en la ruca, y se comía toda la comida. Como la ruca era una casita de paja, canillo luego de comer, comenzó a abrir el techo y mirar hacia fuera. En ese momento, cuando estaba mirando Canillo hacia fuera, ella, aprovechó de despertar a su esposo, y bien despacio le dijo que aquel ser era su hijo, y que esto demostraba que ese niño no era un hijo bueno. Entonces. él le respondió a su mujer, "quedémonos quietos y hagámonos los dormidos", luego de eso vieron como Canillo volvía a transformarse y quedar como un bebé.

Al otro día los padres lo levantaron, le dieron su desayuno, le cambiaron de ropa y se fueron a su trabajo. Ahí estuvieron conversando qué cosa iban a hacer con él: matarlo o botarlo por ahí, entonces la mujer dijo "lo que vamos a hacer no es matarlo pues puede ser peligroso; pero lo vamos a botar al agua, lo vamos a tirar en el lago Ranco, para que se muera ahí". Al día siguiente mientras Canillo dormía, se lo llevaron y lo lanzaron al lago. Dicen que se fue a fondo y después salió a flote, el niño empezó a nadar y a burlarse de sus padres. Aterrorizados por la escena, ellos se arrancaron y se fueron a buscar las cosas a su casa y se fueron; llegaron a otra casa vecina, y ahí contaron lo sucedido. Al otro día fueron a ver con los vecinos, observaron un tronco gigante de pellín atravesado en el lago, y veían como el agua se desbordaba y corría, empezando a afectar a los vecinos. Alarmados llamaron a las Machis y ellas, mediante el uso de su poder, recogieron ese trozo de madera haciendo machitunes, y así lo recogieron hecho un niño. Al verlo, sus padres dijeron que ese niño era Canillo y era malígno. Es así como las machis luego de escuchar lo que tenían que contar los ancianos, decidieron llevarlo donde el abuelito Huenteao y dejarlo preso en las rocas-islas junto al abuelito, en la bahía de Pucatrihue, para que no saliera nunca más, se quedara a vivir ahí y no hiciese daño al pueblo Huilliche.

Posteriormente, se dice que en esta prisión, Canillo se casó con una hija del abuelito Huenteao. Se dice que Canillo, en ciertas ocasiones, puede escapar cuando el agua esta calmada atravesando como un trozo de madera; pero como está casado, debe volver a su prisión.
El Enfrentamiento entre Canillo y Huenteao
Se dice igualmente que una vez se enfrentó Canillo y Huenteao, pues Canillo venía desde un volcán a hacer daño al pueblo. Provocando una lluvia de agua caliente, formando un temporal, con lo cual parecía que iba a arder el mundo, porque pasaba una nubazón de fuego que quemaba las siembras; además había relámpagos y el relámpago era Canillo. Por eso Huenteao se habría enojado y contestado con truenos para salvar a su pueblo.
Esta lucha es la representación del bien y el mal en el pueblo Huilliche.
Referencias
"Aproximación al conocimiento de la memoria mapuche- huilliche de la comuna de San Juan de la Costa". N. G. Barbieri. (1997)

lunes, 14 de mayo de 2007

La Ciudad de los Césares

También conocida como Ciudad Encantada, Enlil y Ciudad Errante.
Es un poblado que se encuentra en algún lugar del sur de Chile o Argentina, en una región maravillosa denominada Trapalanda o Trapananda, siendo sus casas de oro, sus calles tan anchas como las de las urbes españolas y sus habitantes hombres blancos que conocen la inmortalidad. Dicha fortaleza se hará visible a la totalidad de las personas el día del Juicio Final.
Según una versión recogida por Oreste Plath, la Ciudad de los Césares se encontraría próxima al lago Ranco, en el sur de Chile. El autor añade que sus edificios "son de plata y oro, con jardines y árboles frutales y es regida por las más sabias leyes. En ella se encuentran todas las delicias y felicidades posibles"

Pisada del Diablo...

El Diablo perdió aquí una apuesta. Cuenta la leyenda, que una noche de San Juan, un poblador de Lago Ranco, apostó su alma al Diablo. La apuesta consistía en que éste no era capaz de construir un camino de rocas que atravesara el algo, antes que cante el gallo al amanecer.
Alrededor de las cuatro de la mañana, cuando Satanás arrojaba piedras al lago y casi llegaba hasta la mitad, el poblador se percató del hecho. Como no estaba dispuesto a perder su alma, decidió imitar el canto de un gallo, con lo que el Diablo perdió la apuesta. Éste "endemoniado" por haber perdido, lazó una feroz patada sobre la roca desde la cual dirigía su obra.
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La "Piedra del Diablo" y el camino dejado a medias constituyen hoy un testimonio vivo de esa leyenda.